La rinitis atrófica es una enfermedad que se asocia a procesos infecciosos, el empleo de medicación a través de las vías nasales y los procesos quirúrgicos.

Cuando una persona padece de rinitis atrófica, su mucosa se degenera causando formación de placas que, al descamarse arrastran partes de esa mucosa, incluso partes de cartílago y hueso subyacente de los cornetes. Para que puedas conocer más de cerca las causas de esta enfermedad y su tratamiento, te animamos a que sigas leyendo nuestro post de hoy de Clínica Doctor Galindo, clínica especialista en rinoplastia en Madrid.

¿Qué es la rinitis atrófica?

La rinitis atrófica es una evolución crónica de la rinitis, es una afección fuerte que posee origen desconocido. Sus síntomas son:

  • Olor fuerte y desagradable.
  • Encostramiento; frecuentemente la metaplasia se va descamando y eliminando secreciones purulentas y espesas.
  • Obstrucción nasal; por causa de la atrofia, el moco de los senos se densifica y obstruye el paso del aire.
  • Hemorragia nasal.
  • Anosmia o pérdida del olfato.
  • Cacosmia o halitosis; la acumulación de mucosidad produce mal olor.
  • Deformidad nasal.
  • Faringitis.
  • Otitis media y algunas veces, puede afectar el cerebro y sus membranas.
  • Picor nasal.
  • Ojos llorosos.

Las personas que padecen esta enfermedad presentan costras secas gruesas en la cavidad nasal como resultado de la reducción del tamaño del revestimiento nasal de la mucosa y el hueso subyacente. Los diferentes tipos de agentes ubicados en la mucosa nasal, la irritan provocando inflamación que termina alterando el normal crecimiento de los cornetes.

Posibles causas

Los dos tipos de rinitis atrófica, primaria y secundaria, definen sus posibles causas.

La rinitis primaria ocurre por sí sola, sin condiciones o circunstancias que preceden el malestar que ella produce. Las personas que habitan en países tropicales tienen mayor factor de riesgo de adquirirla. Las Estadísticas mundiales arrojan que no es usual que la padecen los habitantes de los Estados Unidos. Por lo general, es necesario apoyarse en el resultado de un cultivo de fluidos extraídos de la nariz para hacer el diagnóstico, pues, en ellos pueden aparecer bacterias, como la llamada Klebsiella Ozaenae. Su tratamiento habitual suele ser conservador como la irrigación, el lavado nasal o las gotas nasales, por ejemplo.

Ahora bien, la rinitis atrófica es secundaria cuando la persona que la padece ha sufrido previamente de otra afección, ha sido objeto de una cirugía o de cualquier otro evento. Significa que posiblemente, la padezca quien ha sido intervenido del seno paranasal, ha sido sometido a radiación, o simplemente ha sufrido un traumatismo nasal.

Las personas que pueden tener mayor riesgo de padecer esta enfermedad, son las que en el pasado sufrieron de sífilis, tuberculosis o de lupus, quienes tienen tabique desviado significativo o bien, aquellos que habitualmente inhalan drogas y estupefacientes. Para encontrar el diagnóstico, los especialistas suelen apoyarse en el examen físico y una biopsia o rayos X.

Tratamiento

Según el tipo de rinitis atrófica que se haya diagnosticado, el especialista decidirá el tratamiento a seguir.

La rinitis atrófica puede recibir un tratamiento no quirúrgico, es decir, que admite un tratamiento conservador, que va desde la irrigación, lavado nasal, gotas nasales con glucosa-glicerina, parafina, con vasodilatadores, es decir, fármacos que provocan dilatación de los vasos sanguíneos, y la adaptación de prótesis. Este tratamiento tiene una ventaja en el sentido de que, intenta ayudar a minimizar los síntomas de la enfermedad.

En este orden, la irrigación nasal aplicada varias veces al día con solución salina o antibiótica, ayuda a reducir la formación de costras por medio de la hidratación de tejidos.

Las gotas de glicerina o aceite mineral mezclado con azúcar también es una buena opción; así como las gotas de miel.

Por otro lado, los medicamentos industrializados son frecuentemente utilizados en la medida que la rinitis atrófica se hace más crónica; entre ellos se encuentran los antibióticos tópicos, antibióticos orales y los dilatadores de vasos sanguíneos.

El tratamiento quirúrgico es un procedimiento más agresivo, tiene como objetivos reducir el tamaño de las cavidades nasales, promover la regeneración de la mucosa normal aumentando la humedad del medio y mejorar el flujo sanguíneo de la nariz.

Recuerda que para cualquier duda, puedes consultar a nuestro médico especialista Doctor Galindo, llamando al 91 436 4868.

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