¿Tienes desviación del tabique nasal? La septoplastia es tu solución
¿Tienes dificultad para respirar por la nariz?, ¿debes respirar por la boca para no ahogarte? ¿Roncas al dormir y/o sufres de rinitis? Si tus respuestas son afirmativas, es muy probable que padezcas de una desviación de tu tabique nasal. Tal vez, a simple vista, no sea fácil de identificar, pero si presentas todos o alguno de estos síntomas, la septolastia es la solución, que mencionamos en un anterior artículo sobre las operaciones de nariz más comunes pero hoy vamos a ahondar más en ello.
Desviación del Tabique nasal
Para empezar, debemos conocer que es el tabique nasal. El tabique nasal, es una estructura laminar formada por hueso y cartílago que se encarga de determinar la separación de las fosas nasales.
La desviación del tabique nasal es algo mucho más común de lo que podría pensarse y es un fenómeno que se da cuando el tabique pierde su posición fuera de la línea media de la nariz, ocasionando la obstrucción total o parcial de la fosa nasal más estrecha y en consecuencia una limitación de la entrada de aire a la nariz. Esta condición puede presentarse de forma natural debido a algún crecimiento inusual del cartílago, principalmente durante la infancia, o como consecuencia de algún traumatismo sufrido por el individuo. La desviación puede generar, literalmente, grandes dolores de cabeza a quien la padezca, además de todos los malestares comunes asociados a esta patología, como pueden ser: la pérdida del olfato, sangrados con cierta frecuencia, molestias en el área de la nariz, alergias, sinusitis, ronquidos nocturnos, mucosidad en la garganta, faringitis, entre otras.
Diagnóstico de la desviación del tabique nasal
Una vez identificados los síntomas, lo recomendable es realizar un estudio especializado para determinar la gravedad de la desviación septal. Por lo general, una rinoscopia, puede localizar y determinar fácilmente la presencia o no de alguna desviación, mientras que una endoscopia nasal (la cual se realiza mediante una fina fibra óptica a través de la nariz) puede permitir una exploración completa de la fosa nasal, el tabique, zonas de drenaje de senos paranasales y las vías de comunicación entre el oído y la nariz.
Estos estudios, podrían ser complementados con radiologías y tests de alergias para descartar la presencia de cualquier otra patología relacionada a las desviaciones del tabique nasal.
Como corregir la desviación del tabique nasal
Definitivamente la mejor forma de corregir la desviación del tabique nasal, es la septoplastia. La septoplastia, también conocida como rinoplastia o turbinoplastia es una intervención quirúrgica, que se realiza con la intención de corregir la desviación septal. Y si bien es cierto que es una operación funcional, en ocasiones muchos pacientes aprovechan este momento para también realizar correcciones estéticas e incluso modificar la apariencia de la nariz.
Pero antes de someternos a una septoplastia debemos descartar cualquier otra patología asociada a los problemas para respirar y se debe tener en cuenta que no es recomendable practicar esta intervención en pacientes que no tengan una dificultad respiratoria nasal verdadera, por lo que es de vital importancia tener un diagnostico preciso sobre la causa principal de los problemas nasales.
Está claro que para esta cirugía debemos estar seguros de ponernos en las manos de un especialista competente que nos pueda garantizar el éxito de la intervención y así evitar una posible perforación del tabique nasal, lo cual suele ser la consecuencia más común de la mala praxis médica en estos casos.
La cirugía. ¿En qué consiste la septoplastia?
Una septoplastia consiste, básicamente, en la liberación del cartílago y el hueso del tabique, de toda la mucosa nasal que lo obstruye en uno o ambos lados para luego rectificarlos y así poder reposicionarlos en su lugar, culminando el procedimiento con la sutura de las heridas en la mucosa.
Generalmente una septoplastia es de tipo ambulatorio y no requiere de hospitalización pre y post operatoria, salvo casos puntuales o la presencia de alguna complicación. Sin embargo es recomendable la aplicación de anestesia general ya que con el paciente totalmente dormido es mucho más fácil para el especialista poder culminar el procedimiento satisfactoriamente. El tiempo estimado de duración es de entre 30 a 90 minutos, según la complejidad de cada caso.