La otoplastia es un procedimiento quirúrgico que corrige y mejora la forma, posición o tamaño de las orejas. Esta cirugía puede realizarse tanto en niños como en adultos y está especialmente indicada para personas con orejas prominentes o mal formadas. Gracias a la otoplastia, es posible mejorar la armonía facial y, en muchos casos, aumentar la autoestima del paciente, especialmente en niños que pueden enfrentar problemas de aceptación social.
Tras la otoplastia las orejas se ven más pegadas a la cabeza, mejorando las proporciones de la cara y eliminando el estigma de las “orejas de soplillo”. Es uno de los procedimientos estéticos que más satisfacción generan en el paciente y en el cirujano, ya que los resultados suelen ser excelentes y las complicaciones son raras.
El tipo de anestesia utilizado puede variar dependiendo de la edad del paciente y sus preferencias. Para los niños, se prefiere anestesia general, mientras que en adultos se pueden utilizar diversos grados de anestesia, desde la local hasta la general.
En el procedimiento, se realiza una incisión detrás de la oreja para acceder al cartílago. Según el caso, el cirujano puede emplear técnicas como suturas o secciones para modificar la forma y posición de las orejas, siempre respetando la anatomía natural para minimizar riesgos y obtener un resultado más auténtico.
Una vez conseguida la forma y colocación del pabellón se sutura la incisión, habitualmente con puntos reabsorbibles que no es necesario retirar (especialmente en niños que colaboran poco en la consulta).